jueves, 29 de octubre de 2009

La televisión como anticonceptivo

El mundo le dio una bienvenida a la irresistible caja mágica en 1928, y desde entonces se la ha culpado de producir mala salud, ignorancia, y poca fibra moral entre otros muchos males. Aun a pesar de la imparable proliferación de de couch potatos, como llaman los gringos a los adictos a la tele que se aplastan en el sofá a comer papitas fritas, y esos resultados tan catastróficos de los que se hablaban no se ven por ninguna parte. Un mundo de adictos a la televisión podrá ser un mundo de obesos, pero también es un mundo mejor gobernado, más unido frente a las tragedias globales, y más igualitario para las mujeres.

Mucha de la tele gringa que todos consideramos basura se consume masivamente en las poblaciones más pobres del mundo. Por la tarde la gente se embute el estilo de vida propuesto por la tele, que en general es consumista y superficial pero que también tiene cosas positivas. Por ejemplo, el modelo de mujer que se muestra en televisión es mucho más independiente y autónomo que las mujeres reales que lo observan. Eso lo convierte en un modelo aspiracional y poco a poco los televidentes tratan de seguir el estilo de vida de sus personajes favoritos. Una hora viendo telenovelas es mucho más efectiva que dos años de clase de Educación Sexual.

Lo digo Educación Sexual, porque parece que la televisión, entre otras cosas, ha logrado reducir el número de gestaciones en las mujeres pobres que prefieren ver Amas de casa desesperadas y sus respectivas imitaciones locales, a tirar. De hecho, Ghulam Nabi Azad, el Ministro de Bienestar de Salud y Familia indio, promueve la televisión como un método anticonceptivo. “Antes el único entretenimiento de la gente era el sexo,” dice el Ministro, “hoy la televisión entretiene mucho más y para cuando el prime time se acaba las parejas están muy cansadas como para tener relaciones.”

Este último dato me sorprende porque recuerdo que cuando pusieron Blockbuster en Barranquilla, el número de embarazos adolescentes aumentó dramáticamente, pero bueno, una cosa es ver el prime time y otra caer en #elviejotruco de ir a no-ver pelis en una casa.

Según Charles Kenny, economista autor del libro The Success of Development: Innovations Ideas and the Global standard of Living (El éxito del desarrollo: innovaciones ideas y el estándar globla de vida), la televisión sí funciona como un mecanismo de control poblacional (oh sí, biopolítica). Por ejemplo, desde los años 70 el canal brasilero Rede Globo ha estado produciendo telenovelas que han sido vistas por más de 80 millones de personas. En un país donde el divorcio se legalizó en 1977, la mitad de los personajes protagónicos femeninos de las telenovelas eran divorciadas, y el 72% de los personajes no tenían hijos. En contraste, la mujer brasilera promedio en la época tenía 6 hijos. Sin embargo las telenovelas resonaron con las televidentes, que no solo nombraron a sus hijos en honor a sus protagonistas favoritos, también empezaron a tener menos hijos. En estas series las mujeres también aparecen trabajando fuera de la casa, manejando negocios y con acceso al dinero. El pueblo brasilero empezó a seguir este ejemplo.

Ahora que lo pienso, más que biopolítica esto es algo así como bio-pop-lítica. Las agendas políticas que están detrás del pop son inmensamente efectivas, al punto que pueden modificar nuestros hábitos vitales (como disminuir el número de hijos que tenemos). La televisión es un arma poderosa que puede ser usada para bien o para mal. Ahora no, no pienso que haya una conspiración para volvernos a todas astutas mujeres divorciadas que viven en los suburbios. En realidad creo que manejar la agenda del bio-pop televisivo es una tarea muy difícil, pues esta agenda no se crea de manera unilateral. Sus contenidos son una conversación constante entre los medios productores y la audiencia, por eso regular los contenidos de la televisión no tiene sentido, la gente quiere ver lo que le dan, pero también le dan a ver lo que quiere. En otras palabras, el pop trae tendencias que responden a la gente, que responde a las tendencias, que responde a la gente, y esta dialéctica, más que como herramienta de manipulación, sirve como termómetro de lo que se está pensando globalmente.

Un mundo de televidentes es un mundo de personas en constante conversación con tendencias culturales que le son ajenas, y un terreno donde los valores del mundo globalizado, unos difíciles como el consumismo, y otros positivos como la independencia femenina, se transmiten como memes, y raudamente se convierten en acciones y costumbres de la vida real, para ser reinterpretados por la televisión y comenzar el ciclo de nuevo. (La vida imita al arte que imita a la vida que imita al arte).


Para qué blogueros

“Pero ellos son, me dices, como los sagrados sacerdotes del Dios del Vino que de tierra en tierra peregrinaban en la noche sagrada”. Respuesta de Hölderlin, a la pregunta ¿Para qué poetas? En su poema inacabado, Mnemosyne.

La cantidad de autores en el mundo se ha disparado. Denis G. Pelli, profesor de psicología y neurociencia en NYU y Charles Bigelow, profesor de Artes Gráficas en el Instituto de Tecnología de Rochester, y co-diseñador de la fuente Lucida, publicaron en la revista Seed un estudio que muestra cómo, en este siglo que comienza, se ha disparado la cantidad de autores en todo el mundo.

Desde el siglo XV, con el invento de la imprenta, hasta el 2000 el número de autores publicados en impresos, anuales pasó de 50 a 1,000,000, y desde entonces la cifra se ha mantenido estable. Para efectos de este estudio un autor es alguien que publica algo y lo leen al menos 100 personas. Por eso, a partir del 2000, la definición de autor incluye a los blogueros, los usuarios asiduos de Facebook y los twitteros. El primer blog apareció en 1997, Facebook se lanzó en el 2004 y Twitter en el 2006, todos estos son medios masivos y baratos de publicación propios del siglo XXI. El numero de autores de blog ha aumentado, de 70 en 1997 a 1 millón y pico en el 2009, los autores de Facebook aumentaron de 50,000 en el 2004 a 1,500,000 hoy en día y se calcula que para el 2013, 10,000,000,000 personas usarán Twitter, eso es prácticamente el 100% de lo que se calcula que será la población del mundo en ese año (claro, si sobrevivimos al fin del mundo en el 2012).

El primer aumento considerable de autores se dio con el descubrimiento del nuevo mundo, y el nacimiento del protestantismo (se publicó la primera Biblia vernácula traducida por Lutero). El segundo gran aumento se da en 1800 y coincide con la revolución industrial y el romanticismo. Hoy en día estamos viviendo el tercer gran aumento de autores que podría llegar a una autoría global, y que claro, coincide con el auge de Internet.

Una autoría global quiere decir que gobiernos, negocios, y organizaciones deben adaptarse a una población que cada día, con mayor fuerza, se ampara en el poder individual. Una autoría global quiere decir, también, que hemos cambiado privacidad por influencia; para bien o para mal, el que todo el mundo haga público lo que está pensando es un sobre-ejercicio de la opinión pública. La inminente autoría global señala que estamos pasando de ser un mundo de consumidores a un mundo de creadores.

¿Y a quien le importa que todo el mundo pueda publicar bobadas en Twitter? ¿Esos si son autores? Pues, lo son en el sentido estricto de la palabra. Si entendemos autor en su acepción pretenciosa, toca contar solamente a quienes usan boina y fuman Pielroja. Cuando se dice autor, propiamente se habla de quien crea y publica, no se asume, de antemano, que el contenido es particularmente sofisticado, y mucho menos, bueno. Si todos tenemos la posibilidad de ser autores, esa idea magnificada del “Genio” que nos viene asaltando desde el Romanticismo, se cae por su propio peso. Ahora todos podemos ser autores, no solo los elegidos. Al aumentar la competencia y la facilidad de las vías de difusión, en lo único que puede confiar un autor para ser relevante es en su propia disciplina y talento, y esto es una meritocrácia inusitada en un oficio que siempre se ha caracterizado por el mecenazgo.

Los autores de hoy no son sagrados sacerdotes de nadie en la tierra, no son los pocos que se reservan el derecho de nombrar, somos todos, los que opinamos. Los blogs, Facebook y Twitter alimentado una revolución en lo que a libertad de expresión se refiere, la línea entre autor y lector cada vez es más difusa y ambos adquieren un papel activo, el autor porque es quien crea y el lector porque interactúa con el autor, modificando su texto, y porque su gusto es el único filtro que le permite escoger qué leer, se borra la mediación del editor y por ahí derecho se dificultan los mecanismos de control de los grandes medios sobre la opinión pública. Para eso son los blogueros.

Million Dollar Portraits



Aproveché la sesión de fotos del editorial de moda de HOJA BLANCA para que Catalina Hernández, me tomara nueva foto para la columna de El Espectador -ya que ha habido gente indignada con lo fea que salgo (jaja). Ahí se trató de sonreír y no verme nerviosa, y esta fue la foto elegida, que espero monten pronto. :)



Por otro lado Catalina está haciendo una obra que se llama Million Dolar Portraits, que consiste en que uno le da un dollar y ella te hace un retrato. Catalina ya va por 100 retratos y el resultado es un conmovedor dossier de personas, personajes, o "figuras", como diríamos en la costa. Detrás de este ingenioso plan de pensión Catalina propone un proyecto de vida: todos los días vemos caras pasar por la calle y las descartamos, los retratos de Catalina las detienen en el tiempo, y un dollar es precio de la inmortalidad, (más aún para nosotros los tercermundistas).

A continuación reproduzco algunos de los retratos de la serie para que se antojen, y se comuniquen con ella aquí, vean más retratos aquí, y voten por ella aquí.













Catalinapordios en los blogs de ElEspectador.com



Este es un corto post para contarles que Catalinapordios va a ser un blog de ElEspectador.com.En este espacio publicaré posts estrictamente para Internet, voy a tratar de ser juiciosa y hacer al menos tres a la semana. De ahora en adelante usaré mi espacio en Blogspot como archivo, aquí montare todo lo que publique en medios impresos, las columnas y posts del blog de El Espectador y otras variedades. Mejor dicho, todo.

martes, 20 de octubre de 2009

Una mujer X


Publicado el 8 de octubre de 2009 en la sección de Opinion de ElEspectador.com

"Eres una blanca de mierda, yo soy un negro y no tengo miedo a la policía. Te mataré".

Eso le dijo Y a X en Tarragona, España, y después la agredió con un cuchillo. Y fue condenado a 16 meses de cárcel por lesiones y amenazas en noviembre del 2007. Los jueces le prohibieron acercarse a X en casi dos años. Aun así se acercó, ¿por qué? Porque X se lo pidió. La escena del porque-te-quiero-te-aporreo se repitió unos meses después y los vecinos llamaron a la policía. Descubrieron que la orden de alejamiento no se cumplía y a él lo condenaron por quebrantar la condena. X apeló.
X pide a la justicia que la deje vivir con su agresor, no entiende que el Estado se meta en su vida y dice que es una víctima de la normativa penal.

Uno naturalmente se pregunta si se debe proteger a las víctimas aún contra su voluntad, eso es condescendiente, aunque se caven su propia tumba. Vive y deja vivir. Pero y ¿qué pasa si a X la mata Y y el Estado no hace nada? ¿Es Y un criminal aunque tenga el consentimiento de X? Consuelo Abril, presidenta de la Comisión de investigación de Malos Tratos a Mujeres dice que “la mujer maltratada no tiene capacidad para saber si está en riesgo. Lo que dice puede tenerse en consideración, pero ella está dentro del ciclo de la violencia y percibe el peligro que corre.” La Audiencia Provincial de Valladolid, consideró que cuando el alejamiento se impone contra la voluntad de la víctima "se atenta contra su dignidad y contra su derecho a decidir libremente con quién quiere compartir su vida". "El alejamiento obligatorio es ineficaz", señala el Magistrado Ramón Sáez. "Las parejas vuelven a vivir juntas diga lo que diga el Estado. Una pena de estas características está abocada al fracaso”.

“Él pasaba por apuros económicos, tenía problemas con la bebida. Luego le dejé muy claro que debía resolverlo si creía en nosotros, y reaccionó. Nos ha costado más de un año pero ha dejado el alcohol, nos hemos mudado de ciudad y empezamos de nuevo. Se equivocó.”, dice X.

Ante esta declaración de X salta a la vista su tontería. Son frases que se han dicho a lo largo de los tiempos y que se han aprendido a reconocer como señales de alarma: excusar al tipo, decir que “él va a cambiar”, son clásicos, y si van acompañados de un “tenía problemas con la bebida” peor. Es como para hacer una postal de maltrato de género. Sin embargo es cierto que ella debe poder hacer lo que se le dé la gana. ¿Puede?

No. Básicamente las dos opciones de X son o a. estar bajo el poder de su agresor, o b. bajo el poder del Estado que la obliga a vivir separada de su amado. X es una víctima por definición.

Este es el tipo de asuntos que le deberían importar al feminismo más que cosas como “la objetización de la mujer en las películas porno”. No encontramos con una mujer X, en cualquier lugar del mundo, en el siglo XXI, que no tiene la posibilidad de la voluntad. Uno querría que ella tuviera más de dos dedos de frente y se diera cuenta de que la única que puede salir de esa situación es ella misma, que ha renunciado a su voluntad pero podría escoger recuperarla.

De eso es de lo que se trata en realidad el feminismo, de educar a las mujeres para que tengan una voluntad propia real. Muchas mujeres, como X, no la tienen. Tal vez fueron las circunstancias en las que creció o quien sabe que trauma con la figura paterna (obvio, siempre es el papá) pero eso no justifica que renuncie a su voluntad.
Ahora, ir a decirle algo es una falta de respeto. Vive y deja vivir. Por eso ser feminista no se trata de evangelizar por ahí, con pancartas andariegas si no de que una mujer, desde su calidad de mujer, tome la decisión personal de asumir las riendas de la propia vida.

La fe no es trinchera


Publicado el 25 de septiemmbre de 2009 en la sección de Opinion de ElEspectador.com

El general Freddy Padilla de León, designado como Ministro de Defensa encargado, debido a la renuncia de Juan Manuel Santos, se pasó por el Vaticano el miércoles y allí lo saludo el papa Benedicto XVI con palabras de ánimo que le reafirmaban que Dios estaba de su parte en la guerra colombiana.

Tras la audiencia, Padilla afirmó que "es emocionante saber que estamos en las oraciones del Pontífice" y que "los esfuerzos y sacrificios de las Fuerzas Armadas colombianas se ven recompensados con estos significativos gestos de solidaridad porque además no hay que olvidar que la fe católica es uno de los principales soportes que nos acompañan en la búsqueda de la paz y el orden institucional en Colombia", agregó el general. "Como se puede ver en los resultados de la lucha contra el terrorismo, está demostrado que Dios está de nuestra parte y a él le pedimos todos los días con devoción que nos de ánimo para lograr nuestro objetivos por el bien de Colombia y la comunidad internacional", afirmó.

Esta noticia me recuerda La parábola del partisano, un cuentecito del filósofo B. Mitchell para explicar cómo funciona el pensamiento religioso. Mitchell habla de un partisano, miembro del ejército rebelde, que conoce una noche a un extranjero que lo impresiona profundamente y pasan toda la noche (ejem) conversando juntos. El extranjero le dice al partisano que está de parte de la resistencia y que está ahí para ayudarlo, y le pide tener confianza en él pase lo que pase. Ni el partisano ni el extranjero se vuelven a encontrar en condiciones de intimidad. A veces se ve que el extranjero ayuda a los miembros de la resistencia y el partisano reafirma su fidelidad. A veces parece que el extranjero ayuda al otro bando, y cuando los amigos del partisano se lo señalan, el partisano dice “el está de nuestra parte”. De tanto en tanto el partisano le pide ayuda al extranjero, y a veces la recibe y a veces no. Entonces el partisano comenta: “El extranjero conoce perfectamente las cosas y sabe lo que se hace”. Sus amigos, exasperados le dicen: ¿qué tendría que hacer el extranjero para que admitieras que está equivocado y no esta de nuestra parte? Pero el partisano se niega a responder. No está dispuesto a juzgar al extranjero. Ni siquiera cuando sus amigos le dicen con desprecio: “bien, si eso es estar de nuestra parte, cuanto antes de se ponga en nuestra contra, mejor”.

Me inquieta que el general Padilla piense que la fe católica es uno de los principales soportes para buscar la paz y el orden institucional en Colombia. Tal vez es gracias a esa fe que, a pesar de los Falsos Positivos, se dice que el país va ganando la guerra. Padilla, emocionado por las palabras de Benedicto XVI, olvida que en el 2009, por primera vez desde que Uribe es presidente, los resultados del ministerio de defensa son desfavorables para el gobierno. Los guerrilleros muertos en combate, según un artículo de julio de la revista Semana, pasaron de 736 durante el primer semestre de 2008 a 298 en el primer semestre de este año, es decir, un 60%. La vez las cifras bajaron al dejar de contar los falsos positivos. Otro detalle que señalan analistas como Gerson Arias, de la Fundación Ideas para la Paz, es que después de siete años de ofensiva militar y de los golpes sufridos, la guerrilla se ha adaptado y ha empezado una reingeniería de sus fuerzas y su modo de operar. Al respecto, el profesor Alejo Vargas, del Grupo de Seguridad y Defensa de la Universidad Nacional, se pregunta con qué velocidad el gobierno y las Fuerzas Militares podrán responder a la adaptación de las Farc.

Claro, el general Padilla y toda Colombia puede creer en el dios que quieran, la fe es un asunto personal. Pero ni creer en Dios ni el pensamiento positivo hará que ganemos una guerra. El asunto de la fe se vuelve complicado cuando se extrapolan esos modelos del pensamiento religioso a otros ámbitos, como la política. No sé en qué momento, tal vez cuando los libros de autoayuda se tomaron las cajas registradoras, se empezó a pensar que la buena actitud es suficiente y que la programación neurolinguística es más eficiente que el trabajo. No es que quiera que seamos un país negativo y pesimista, pero tampoco me parece lo más adecuado ese positivismo sin sustancia, esa grandilocuencia que nos hace pensar que “todo es posible” como si nuestra idea de país estuviera empericada.

Parecen enfrentarse dos corrientes autoexcluyentes, una en que solo se ve lo malo, y otra en que solo se ve lo bueno. Yo me pregunto si no será mejor idea ver las dos caras de la moneda, y ver las cosas como son, no con la ingenuidad del partisano. Tal vez así no necesitaríamos alientos del papa, ni de Dios, (que últimamente parece estar mas ocupado cerrando clínicas de la mujer que cazando guerrilleros y paramilitares) y no tendríamos que refugiarnos en nuestra fe, una trinchera improvisada que no nos defiende de nada.