Publicado el 5 de diciembre de 2008 en la sección de Opinión de EL ESPECTADOR.
EL PROBLEMA DE LA MALA PRENSA internacional es común a muchos países del tercer mundo. No es gratis: del tercer mundo han salido terroristas, traficantes de drogas y violadores de derechos humanos, por mencionar unos cuantos.
Una estrategia de estos países ha sido lanzar campañas de publicidad positiva para cambiar su imagen. Nosotros tenemos Colombia es Pasión y Jordania tiene a su reina, Rania, quien en marzo 27 de 2007 lanzó su canal (youtube.com/QueenRania) y ha publicado videos diariamente.
Al igual que Colombia es Pasión, la reina hace énfasis en los logros de Jordania y las posibilidades turísticas que tiene. Sus videos han probado tener tal efecto en el público que la reina ganó el 22 de noviembre el premio al Visionario, otorgado por YouTube. Por el mismo medio, nosotros, tenemos montado un video totalmente adorable de un niño que cuenta que Camilo Villegas tiene soch an impecabol suing, pero no hemos sido tan influyentes en la opinión de esta comunidad.
Las diferencias de las dos estrategias son grandes. El propósito del canal de Rania es desmontar la popular ecuación árabe=musulmán=terrorista por medio de videos que muestran las vidas de personas musulmanas que no son terroristas y que están en desacuerdo con la violencia del mundo árabe. El propósito de Colombia es Pasión es convencer al mundo de que como tenemos tanta playa linda, la violencia del país se compensa.
La ecuación que quiere desmontar Rania es parecida a muchas otras generalizaciones que nos afectan, como latinoamericano=colombiano=narco. La diferencia es que Rania combate la generalización mostrando individuos y nosotros lo hacemos con otra generalización: que Colombia es un pacífico paraíso tropical lleno de gente sonriente y hospitalaria. Todos sabemos que aunque tanta maravilla sea cierta a uno igual le roban la billetera. La generalización llega hasta el punto de decir que aquí la palabra para extranjero es amigo, pero ese cambio semántico yo sólo lo he oído en los jíbaros de las playas cartageneras cuando se dirigen a algún gringo.
Los videos de la reina son bastante sensibleros, pero son efectivos porque muestran testimonios. El principal peligro del estereotipo musulmán es que los percibimos como una gleba parda que camina hacia nosotros para destruirnos, una masa sin individuos sumida en el fundamentalismo. Al mostrar historias de personas reales se crea una conexión directa con el espectador que aprende a no emitir generalidades tontas.
Otro punto a favor de la reina es que YouTube es una comunidad dada a la interacción: todo video genera discusiones que ayudan activamente a desmontar los estereotipos. Hace poco Rania dijo en el Show de David Letterman: “La sospecha, la intolerancia y la desconfianza nos están separando. Somos más fuertes cuando escuchamos y más inteligentes cuando compartimos, y esto es lo que más me gusta de YouTube, que es una herramienta que nos permite ser partícipes activos de esta conversación. No digo que un video puede cambiar el mundo, pero puede cambiar algunas mentes, y ahí es donde el cambio comienza”.