jueves, 19 de junio de 2008

Un juego de niños

La última semana se ha hablado mucho de una unión de todo el gremio antireeleccionista con un solo candidato, para contrarrestar el coloso que sería uribe de lanzarse a una tercera reelección. Si Optimus Prime estuviera aquí, desternillado (¿destornillado?) de la risa nos diría que el agua moja.

Voy a tomar como referente la serie de tv (que hizo su debut en el 84) y no el comic de Marvel porque es con la que crecí. La serie Transformers fue un éxito y puso en marcha una cadena comercial que hasta nuestros días sigue creciendo. La serie puede enorgullecerse de ser una de las pocas que goza de una producción estadounidense-japonesa-canadiense, es decir, unir fuerzas es su modus operandi, frente y tras bambalinas.

Básicamente, los Autobots, dirigidos por Optimus Prime, se enfrentan contra los Decepticons, unos robots cuyo pensamiento es de tendencia guerrerista. Cuando los Autobots se enfrentan contra Megatron, el líder de los Decepticons, desafían un robot que los quintuplica en fuerza y tamaño. ¿Qué hacen entonces los autobots? Se unen para hacer un gran robot que pueda igualar a Megatron. Juntos son un poco más pequeños que Megatron que además, tiene a su favor la falta de escrúpulos, puede destruir lo que esté a su paso para imponer su orden. Sin embargo, sabrá Dios cómo, después de muchos golpes y sin matar a ningún humano, los Autobots, juntos, ganan.

Cesar Gaviria, Petro y Garzón (Optimus Prime, Jazz, Bumblebee según como usted prefiera) han comenzado a poner sobre la mesa una estrategia que convoca a la unión de fuerzas de la oposición que consiste, primero en la abstención frente al referendo que busca la reelección indefinida (chan chan cha channnn) y segundo, si dicho referendo sale adelante, hacer una coalición de partidos y fuerzas políticas que se enfrente a la tercera reelección de uribe. Como bien señala uno de los editoriales de El Espectador, este es un cambio de actitud importante, porque deja de lado los intereses individuales por el bien mayor de una democracia saludable.
Hasta aquí todo suena muy bien. Pero quién sabe si esos intereses individuales se puedan dejar de lado a la hora de la verdad. Por eso la oposición debe volver sus ojos hacia el modelo de los Autobots.

No se trata simplemente de poner un carrito encima del otro hasta que igualen en tamaño a Megatron, se trata de una fusión en la que cada robot individual ocupa el lugar (brazo, pierna, torso o cabeza) que mejor le viene según su morfología, armamento y personalidad. Acto seguido, borradas estas identidades individuales, todos responden como uno solo a la cabeza. Una vez acabada la confrontación, los Autobots se separan y vuelven a sus naturalezas particulares, pues, de seguir juntos, probablemente se autodestruirían.

Entonces el modelo Autobot se basa en una unión que es 1) con miras a un beneficio colectivo 2) que busca utilizar las mejores cualidades de cada uno sin una lucha de egos, 3) que es temporal, y 4) la mas importante: que el poder de los Transformers, buenos y malos, descansa en su capacidad de t r a n s f o r m a c i ó n, léase cambio de actitud. Recordemos que la popularidad de uribe se debe en gran medida a que “la gente está cansada” de la guerra, de los enfrentamientos dentro de los partidos y de que prime el beneficio individual frente al colectivo, y uribe, al menos en apariencia, se ha mostrado “diferente”.

Si la oposición no puede ser más fuerte que uribe al menos puede ser más creativa, de ahí que sea bueno revisar los juegos de los niños, aún más si tenemos en cuenta que estos juegos tienen en su base complicadas relaciones políticas y que es muy fácil que a alguno, por razones no necesariamente justas, le digan: “tú no juegas más”.. Me encantaría ver al Polo, al Partido Liberal y a algunos uribistas prestarse sus juguetes sin mezquindad, porque esos niños que juegan solos crecen para ser intelectuales inmamables, asesinos en serie, e incluso dictadores.

La otra cosa maravillosa de los juegos de los niños es que todos saben que se acaban cuando los llamen a comer, y con eso en mente, nada se toma demasiado a pecho. Por eso es importante que no vayamos a equiparar a uribe con las fuerzas del mal ni a la oposición con las fuerzas del bien porque esas actitudes maniqueas deben dejarse de lado, sin rencor, para hacer otras cosas, como tomar la merienda.

La iniciativa de unión anti-tercer-periodo-de-uribe, si es bien llevada, puede llegar a marcar un hito en la política colombiana que ha estado caracterizada por una izquierda llena de luchas internas y por unos egos que nublan el buen juicio. Por eso, ¡Transformaos y avanzad!

3 comentarios:

Unknown dijo...

Mientras esos autobots sigan teniendo los tornillos flojos no habrá quien ajuste esas alianzas.

Memoria Evocación dijo...

Me gusta la analogía entre Uribe y Megatron. Lo perturbador es que en la película es totalmente ridículo cómo es derrotado, contra toda lógica. Era más grande, más malo, más poderoso, etc. Cuando el asunto se translada a la realiad nacional, empiezo a dudar de que la magia del cine vaya a ser de ayuda para los Autobots. Y si los "to-con-re" son efectivamente derrotados por Uribe, ¿quién podrá ayudarnos?

Memoria Evocación dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.