martes, 15 de diciembre de 2009

La estupidez también es un crimen

Unabomber FBI Sketch (as woodcut)
Digital poster, 2005



Columna publicada en la sección de Opinión de ElEspectador.com el 4 de diciembre de 2009.

Creo que Nicolás Castro, un estudiante de 23 años que creó un grupo en Facebook en contra de Jerónimo Uribe no tenía pensado materializar sus amenazas. Baso mi deducción en el sentido común.

Quienes se ponen en la bobada de hacer un grupo en Facebook contra Jerónimo Uribe, tienen 23 años, y estudian artes en la Tadeo; usualmente están vaciados, preocupados por el futuro sin trabajo que se viene y por salir a tomar el viernes. Además creo que alguien que tuviera planeado llevar a cabo acciones contra Jerónimo Uribe no las contaría en Facebook tan a la ligera.

Miguel Olaya, fiscal antiterrorismo, acusa a Castro de “intentar persuadir a otras personas para que asesinaran al hijo del presidente”. Esto me preocupa porque quiere decir que a uno lo pueden encanar con una acusación que tiene dos verbos como “intentar” y “persuadir” cuyas acciones recaen apenas en el campo de la posibilidad. Otra cosa sería si lo acusaran de “haber convencido a Sutanito” (Sutanito como nombre propio, más específico que el “otras personas” del fiscal) para que matara a Jerónimo, y Sutanito efectivamente llevara a cabo un atentado contra la vida del delfín.

Pero bueno, es cierto que no es prudente ni sabio andar por ahí diciendo que uno se compromete a matar a alguien, menos al hijo del presidente, pues por amenaza se pueden imputar cargos, que es lo que asumo que ocurrió con Castro. En el articulo 347 del código penal colombiano dice “El que por cualquier medio apto para difundir el pensamiento atemorice o amenace a una persona, familia, comunidad o institución, con el propósito de causar alarma, zozobra o terror en la población o en un sector de ella, incurrirá, por esta sola conducta, en prisión de uno (1) a cuatro (4) años y multa de diez (10) a cien (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes.” ¿Tenía Castro la intención de causar terror o zozobra? Yo no creo, pero es apenas comprensible que Jerónimo se queje con su papá porque otros niños lo odian; todos lo hemos hecho alguna vez, pero frente a padres que no podían hacer nada al respecto.

Castro no debe estar hablando de matar a nadie, sobre todo si no tiene los medios para llevar acabo una acción contundente, el mismo dice “solamente soy un estudiante, no soy criminal ni terrorista.” Aun así el miércoles se le dictó medida de aseguramiento sin beneficio a excarcelación, después de haberlo detenido gracias a un operativo de la Dijín (imagínense ustedes, ¡un operativo!) en Chía. Más que neutralizar a su enemigo mandándolo a la cárcel, pienso que Jerónimo debería sentarse a pensar por qué le cae tan mal a alguien como para que le hagan un grupo en Facebook en su contra. También sería bueno que el abogado, Jaime Lombana, el mismo que defendió exitosamente a Jerónimo cuando lo acusaron de plagio en los Andes, nos explique, en honor a la libre expresión, qué palabras debería usar un joven para hacer un grupo legalmente funcional en Facebook que expresara sus deseos de ver “desaparecer” al hijo del presidente.

En realidad la falta de Castro ha sido ser tan lengüilargo y me asusta que eso pueda provocar una medida de aseguramiento, sobre todo, porque en este país habladores, que se enorgullecen de su malicia indígena y de “poder vender hasta los papás” no hay cárceles suficientes para todos. ¿Qué será entonces de Pachito Santos que sale con cada ocurrencia, o peor, de nuestro presidente que, según me entere por Internet, amenazó a Luis Fernando Herrera con “darle en la cara, marica”?

Si nos tomamos en serio todas las amenazas pendejas que corren por ahí entraríamos en una cacería de brujas que sería terriblemente injusta y dispendiosa, pero también haría las delicias del morbo de los colombianos de paladares antropófagos (un gusto heredado, seguro, de los ilustres inquisidores de la colonia). Pero no. Afortunadamente no se le hace caso a todas las amenazas tontas porque si eso fuera así habría muchos encarcelados por amenazar en Facebook a Piedad Córdoba.

Hay procesos judiciales y operativos de la Dijín que serian mas útiles para la comunidad que arrestar a Nicolás Castro, hay políticos cafres que roban plata y dejan a otros colombianos con hambre pero ninguno ha cometido un crimen tan tonto como Castro, por eso él está encerrado, y ellos no. Lo que este caso evidencia es que 1. Que nadie tiene claro como dirimir entre una amenaza real y un insulto grandilocuente. 2. Que ante la duda, se procesará solo a quienes amenacen a gente importante y 3. La estupidez también es un crimen.

Esto último es terrible porque la justicia colombiana ya tiene las manos llenas con el crimen, como para ponerse por ahí a combatir la estupidez.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Me ha encantado la ilustración, (ya dije cosas del texto en El Espectador) recuerda la obra de Thomas Ott, que te recomiendo desde ya, porque no sé si de tan paralelos, platónica, incluso también ahora descubra que lees cómics o, mejor aún los pocos trabajos del bueno de Thomas...
Ahora, por favor, compara la ilustración del retrato robot, con ésta otra............
http://www.youtube.com/watch?v=4yrUgDTq8To
jajajajajaja, ríe,ríe sin más
RUCIO

zancudo dijo...

Medidas injustas que lo único que resalta es que el sistema de seguridad en Colombia se encuentra resquebrajado en investigaciones absurdas como órgano de control de una institución abraza por los hilos de la corrupción. Catalina soy nuevo en tu blog y es majestuoso encontrar la verborrea que esparce por cada párrafo encontrando de esta manera una responsabilidad social. Abrazos el Zancudo.

Natalia. dijo...

A mi esto me tiene igual de asombrada, creo que no deberían ir a esos extremos.
Ya uno no puede decir nada entonces por medio de facebook por que es terrorista. Y el grupo que tienen en contra de Piedad Còrdoba que? Estoy más que segura que ese se creó primero y hasta ahora no he escuchado que hayan cogido al creador.

Creo que por susto muchos cerraron sus grupos de odio, además ya no se puede hablar de nada. Si a ud le da por chismosear en Bogotá, se jodió! Eso escuché en las noticias, que el chime quedó prohibido en bogotá. Indignante eso! No es el chisme libre expresión también?

Juankmu dijo...

Lengüilargo o no, Castro sólo estaba manifestando su odio hacia el salgareño de una manera que dejó lugar a malas interpretaciones, de las cuales se pegó el narco gobierno para crear una cortina de humo mas. Algo típico de dictaduras

zancudo dijo...

Es meritorio sentar una interpretación más argumentada sobre el caso de Nicolás ya que su caso detiene y rompe el corazón a sus padres logrando toda una inspiración sin predicar una fresca perspectiva acerca de las libertades que damos por sentadas, tal como la capacidad de expresarnos sin que nos maten por ello. Recordándonos que debemos proteger celosamente esa libertad…
Especialmente en épocas de guerra cuando decir la verdad puede fácil y oficialmente convertirse en ayuda al enemigo y en traición. Reseño este comentario con la película Sophie Scholl: ´´ Los últimos días´´ se la recomiendo para todo aquel que quiere disertar un contexto ideológico. Abrazos el Zancudo.

Christopher Arlekxovich dijo...

Somos colombianos: somos vivos, pero bobos! Es lamentable este caso, pues se supone que somos un estado social de derecho donde el poder está fragmentado, pero no es así! Todo esta en la rama ejecutiva. Entiendo y soy consciente que es un asco aceptar la realidad de nuestro País, pero el sistema politico y hasta judicial están jodidos; sin embargo, no veo la necesidad de combatir esa gran masa de poder negro y macabro por medio de una red social!

perrofantasmaestepario dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Se pifio con esta columna.
La acusación es , INSTIGACIÓN AL DELITO, sin importar ningun otro agravante. Infringio la ley, por tanto debe responder ante el juez competente de garantias. PUNTO.
Aqui no hay más discusión.
Sin embargo vivimos quejandonos y vituperando de nuestro sistema penal acusatorio, de su eficiencia y de las autoridades encargadas de velar por mantener una seguridad juridica ante tanta violación de los sagrados codigos de procedimiento legal.