jueves, 9 de abril de 2009

Víctimas de la moda



Publicado el 27 de marzo de 2009 en la sección de Opinión de EL ESPECTADOR

“Fighters+Lovers” se define a sí misma como una organización que trabaja en el límite entre la moda, la cultura y la política, y que aboga por la solidaridad y el derecho de la libertad, por medio de ropa bien “funky”, accesorios y eventos culturales. La última colección se llama “La era de la liberación” y tiene lindos estampados de abejitas junto a siglas de las Farc.

Yo comparto esa ingenuidad-hippie-de-burguesita-de-izquierda y me gusta pensar que se puede salvar al mundo con camisetas. Lo que no me parece factible es salvar al mundo partiendo de la tontería de que toda organización que se llame a sí misma revolucionaria tiene derecho a la guerra.

Los integrantes de la firma de ropa danesa fueron condenados por El Tribunal Supremo de Dinamarca por intento de apoyo económico a las Farc y al FPLP palestino. Todas las penas de prisión fueron condicionales, en realidad lo que la firma recibió fue un coscorrón jurídico, porque seguro El Tribunal Supremo piensa, como yo, que más que un peligro son niños ingenuos, que como no tienen suficientes problemas en su propio país necesitan la emoción del nuestro.

En la página web de la marca aparece un corto panfleto donde le explican a sus coterráneos qué es lo que pasa con la guerra colombiana. La cosa se pone buena cuando citan a James Petra, sociólogo de la Binghamton University, quien aparentemente dice que las Farc sólo atacan fuerzas militares, nunca civiles inocentes, y defienden las cosechas de los pobres campesinos frente a los ataques del gobierno que arrasa con todo. Dicen que las Farc ni producen ni exportan drogas, que sólo se les llama narcoguerrilla gracias a una campaña de desprestigio conducida por Uribe para recibir fondos de EEUU. Finalizan con esta joya: “Las Farc también son un importante promotor de la cultura y manejan varias estaciones de radio en el territorio colombiano. Han producido 23 álbumes, con música tradicional colombiana como cumbia, salsa y vallenato.”

¿Qué ha llevado a “Fighters+Lovers” a creer estas cosas? Además de su evidente flojera para la investigación (su manifiesto sólo cita a Petra y a “Iván Cepedo”, y fuera de contexto); creo que hay dos factores de fondo que los motivan a pensar que las Farc necesitan sus camisetas. Lo primero es una visión europea paternalista y llena de culpa, hacia todos los países con traumas poscoloniales. Ciertos círculos de jóvenes, educados con películas de Disney, se dan cuenta de la atrocidad del proceso de colonización de los países del tercer mundo y empatizan con cualquiera que ataque un régimen cualquiera.

La segunda razón, la que me preocupa, es que así como su comprensión del problema colombiano está llena de absurdos, también aciertan en muchos puntos. Es cierto que la situación de los derechos humanos en Colombia en los últimos 20 años ha sido crítica, que ha habido muchas víctimas del paramilitarismo, falsos positivos falsas acusaciones, crímenes contra minorías, ataques a la libertad de expresión, y un gobierno que solapadamente aspira a 12 años en el poder. Es decir, nadie se frunce cuando nos dicen “régimen” o “gobierno autoritario” porque hay algo de cierto en eso. También es cierto que las Farc, entre otras muchas cosas, son un grupo rebelde que tiene por enemigo un gobierno de derecha. Eso es suficiente razón para que un europeo desinformado se crea el cuento de que las Farc son un grupo de producción de música folclórica.

Estas camisetas serían una simple bobada si no fuera porque la situación evidencia que para que el mundo nos crea que las Farc son terroristas no basta mostrar sus atrocidades. También hay que mostrar un gobierno que no parezca el antagonista clásico de un grupo revolucionario. Cada aparición de Uribe como un patrón-patriótico los legitima como grupo rebelde. Si el gobierno quiere cambiar la buena imagen de las Farc en el exterior tiene que cambiar también su mala imagen y esto es difícil, porque en que en muchos aspectos, no es sólo una imagen.

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