El fin de semana Alejandro Gaviria escribió que está mamado de oír hablar de uribe. Pero cómo no hablar de uribe, ¡si uribe es fascinante! Se queja también de lo que llama la ‘sociología antiuribista’ y la llama intelectualmente desdeñable, porque claro, son más importantes los datos reales como las "crecientes iniquidades del sistema tributario o el problema del empleo o el mismo deterioro institucional". Aun así esta sociología antiuribista es más interesante y emocionante que todos los datos, ¿esto la hace banal? Estoy segura que sí, pero es que lo banal es adictivo, delicioso, y, sobretodo, culturalmente influyente. Todo porque está lora construye un relato y unas imágenes para el antiuribismo y el uribismo, y los datos dejan de ser relevantes, porque los imaginarios son eso, imaginarios.
El informe especial del periódico de El Polo, es sobre la propaganda uribista y el artículo explica que en la televisión nacional uno cree que está recibiendo información pero en realidad lo que está recibiendo es propaganda. Se habla de un lenguaje, de una forma de presentar las ideas uribistas y cómo éstas se apoderan de la mentalidad del común. En una entrevista a Cesar Mauricio Velásquez secretario de prensa de uribe le citan a Hitler que decía que la muchedumbre es femenina y hay que seducirla a través de la sensación (sensación, no lógica). Velásquez los reafirma (sin darse cuenta) y les dice que el lema "Colombia es pasión" tiene sentido "porque cuando uno está enamorado es apasionado". Uribe nos ha levantado con frases como estas, no con datos, y como mujeres recién conquistadas, hablamos y hablamos de uribe.
Entiendo el cansancio de Gaviria, y sí, que bien nos vendría que cuando se hable bien o mal de uribe se citen datos concretos. Lo que pasa es que,estos datos, como los mencionados todas las semanas en los periódicos nacionales, el aumento del desempleo, la yidispolítica, el fashion faux pas con el emblema de la cruz roja, se conocen, la gente ama a uribe, ese fenómeno hace de él un tema recurrente. Este amor no es racional, entonces ¿podrá sucumbir a hechos prácticos? No, porque un verdadero creyente lo es porque defiende lo que cree, incluso cuando toda evidencia empírica la contradiga. Es fe no ciencia, y la fe mueve montañas sin mencionar ningún dato.
Ejemplo de fenómeno estético: el otro día me leí un artículo que contaba como unos científicos de McGill University habían estudiado porqué las canciones de ABBA (el grupo de los 70) siguen vigentes hasta la fecha. Estos científicos dicen que la música de ABBA es un 'earworm', gusano del oído, y algunas de sus características son letras simples, repetitivas, sonidos que apelan a las emociones, y un coro directo que satisface nuestra necesidad de orden. Lo de la repetición es clave porque apela a nuestro sistema de memoria. No es muy difícil intuir que el carisma de nuestro presidente es parecido al de ABBA, el presidente repite frases sencillas, sonidos que apelan a las emociones, y su discurso tiene un coro directo que satisface nuestra necesidad de orden: la seguridad democrática. Uribe también es un earworm, por eso nos cansa y nos fascina y suscita conexiones traídas de los cabellos como esta que hago entre el presidente y el grupo sueco.
Estamos todos cansados de oír hablar de uribe pero es imposible parar, y la parla sociológica barata es importante porque ese es el relato en el que, para bien o para mal se construye uribe como personaje. El relato es precisamente lo que construye memoria e historia, y una vez se ha metido como un gusano en nuestro cerebro y ha cambiado nuestra manera de pensar la validez fáctica que lo contradiga pierde su fuerza.
miércoles, 23 de julio de 2008
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