jueves, 17 de julio de 2008

Salir ganando



Este mes Washington le pidió a uno de sus diplomáticos estrella, William Wood, trasladarse de Bogotá a Kabul con la entusiasta bendición del pentágono. Wood estuvo supervisando el Plan Colombia, diseñado para ganar la lucha contra los carteles de drogas, que financian las guerrillas, y de esta manera hacer de Latinoamérica un lugar seguro para el pro-americanismo.

Wood se unirá al nuevo comandante de la OTAN en Kabul, el general Dan Mac Neill, y su misión es erradicar los cultivos de amapola y matar a la insurgencia de hambre hasta que se rindan.

Hace seis años según el planteamiento de Washington, Colombia era un caos, pululaba el secuestro, las masacres eran endémicas, las guerrillas, los carteles de drogas y los paramilitares luchaban por adquirir el control de una región que proveía el 90% de la cocaína que entra a EEUU.

Solución: 600 millones de dólares al año para reforzar al ejército y a la policía permitiendo al gobierno central restablecer el control del país. Al parecer, gracias al Plan Colombia, la tasa de asesinatos se redujo a un tercio y la de secuestros también, Colombia se volvió un país con carreteras seguras, y se reeligió a uribe.

La solución parece tan fácil que es hasta sospechosa, pero, dirán en Washington, si se está ganando la guerra en Colombia, ¿por qué en Afganistán no?

Ese es el problema: la guerra contra las drogas no se puede ganar, al menos no si donde se ataca es en los países productores y no en los consumidores.

Después de el trabajo de Wood, los gringos, siguieron consumiendo la misma cantidad de cocaína que antes porque los cultivos se mudaron a Bolivia, Perú y la selva amazónica, donde se pierden hectáreas de selva virgen cada año para su cultivo. El hecho es que mientras el mercado de los narcóticos sea lucrativo, los países del tercer mundo los producirán. Sentido común. Hay mercado para el consumo, por eso hay narcotráfico.

Sin embargo, a juzgar por el traslado de Wood, parece que la solución a este embrollo es inyectar dinero a la guerra y fumigar. Pero, lo único que esta solución hace es desplazar los cultivos, mientras tanto, se muere gente y se destruyen ecosistemas.

No sólo es un asunto de que la solución ha probado que no sirve, es un asunto de que EEUU piense que Afganistán y Colombia son la misma vaina. Ok, allá también se manda un montón de plata para la seguridad y se la tragan los corruptos. Allá también hay guerrillas financiadas por la droga. Y allá también, esta intervención, sólo ha desplazado la producción, y Europa consume tanto opio y heroína como siempre, sólo que ahora la amapola está más cara que el trigo. Aún así Afganistán no es Colombia.

Afganistán tiene la desventaja de que el gobierno local no sirve para implementar estas políticas porque no es lo suficientemente fuerte. La política británica de ocupar pequeños pueblos y ganarse los corazones de sus gentes ha sido un desastre, les ha salido mejor pagarle a mercenarios locales para que controlen algunas provincias. Los comandantes locales, sin embargo, se oponen a las fumigaciones, en parte porque los carteles de la droga son los únicos que de verdad mantienen a raya a los talibanes, aún cuando los financien.

Wood llega a Afganistán con el mismo modus operandi que a Colombia, claro, porque esa gente que no habla inglés es toda igualitica. Además va a implementar una solución que no sirve ni aquí ni allá porque el problema de las drogas es social y económico, y la guerra no lo corta de raíz. Castigar a los países productores no es lo mismo que bajar la demanda, por eso, suponer una victoria contra la droga en Colombia o Afganistán es ridículo…

Tal vez no tan ridículo, nosotros les vendemos drogas, ellos nos venden armas y al final todos salimos ganando.

1 comentario:

Unknown dijo...

Mira Juan Manuel Charry esta de acuerdo contigo. Bueno yo tambien, y creo que cualquier persona con 2 dedos de frente deberia estarlo. Pero te quedo muy bien expuesto el problema.