viernes, 22 de mayo de 2009

Poetas de parque



Publicado el 19 de mayo de 2009 en www.plandenoche.com

El Parque Rosado tiene nuevas plaquitas en los árboles que muestran sus nombres. Parece una fiesta de integración de empresa de seguros. El Parque Rosado es bellamente oscuro y fresco, por eso es perfecto para que los pelaitos pupi se vayan a puños, es un escenario resguardado y de fácil acceso. Por las tardes las empleadas de servicio hacen corrillo con sus uniformes blancos y sus respectivos french poodles, con los que mi perra pelea porque es el Parque Rosado, y ella, es una pelaita pupi.

En el delta que se forma en medio de los caminos del parque hay una casita, cercada y rodeada de matas. Por entre las rendijas se alcanza a ver ropa colgada y utensilios de cocina. Sospecho una cama de colchón sencillo, un inodoro blanco separado por una cortina y un televisor chiquito, pero me gustaría que fuera un radio. Desde el columpio reviso la casa, vengo haciendo esto hace varios días y el habitante no ha salido. Sé que está ahí porque la luz a veces se prende, y se oye el run run de un abanico.

Frente a mi tres dieciseisañeros se miran ojirrojos los unos a los otros. Entonces me llaman y yo voy. Me preguntan si fumo y yo digo que no, es mentira porque en la mañana, a la salida del gimansio, me fumé un pielrroja, y después me tuve que bañar porque los dedos me olían como a crispetas y me daba mareo. Igual les voy a pedir un plum del porro que veo que sacan, está armado delicadamente por su dealer, que me dicen que se llama Spider. Ellos no saben armar baretos pero opinan que no lo necesitan. A mí me alegra, porque por la manera en la que arrastran sus vocales, no les convendría tener una bolsa de marihuana en su casa.

Qué cuantos años tengo. 26. A ellos les parece buena idea que “armemos un parche de pelás de 26 y nosotros”. Pero ustedes todavía están en el colegio y no tienen cédula, les digo. No importa, podemos venir a fumar al parque. Las amigas que tengo en Barranquilla con 26 años, les digo, tienen novios y quieren casarse y cosas así, para ellas no es plan venirse a fumar un porro al parque con ustedes. Ellos no están de acuerdo.

¿Saben quien vive en esa casita? Les pregunto. Pero no saben. Que viaje, dicen, encontrarnos contigo en el parque. Mi nariz se frunce un poco y se me sale lo mamá, pienso en decirles que cojan oficio pero termino hablando de Uribe, porque en el 2010 van a poder votar y yo aprovecho para predicar mi antirreleccionismo en sus mentes blandas.

Entre unos arbustos un par se dan besos, yo no tengo puestas las gafas pero parece que fueran dos chicos, andróginos y delicados. Se hace tarde y me voy. El hombre de la casita apaga las luces. Me pregunto si lo he visto en algún lado sin saber que es él, si él me ha visto y me ha reconocido pero no ha dicho nada. Escucho que prende la tele y pone Betty la Fea.

Los burritos se despiden. Se van a ver Sony.

1 comentario:

Kriggo dijo...

Linda prosa. Dedicada a un parque de menos de media hectarea, hoy, perdido en el concreto de la propiedad horizontal. Para el nacimiento del parque Rosado no habia ni un edificio grande. Hasta que levantaron el Alcazar de la esquina de la 55.

Siempre me preguntaba quien carajo era E.A. Rosado que yo, ni nadie de mi edad, ni mis libros de educacion civica, conocian.

Como todos los honores en Barranquilla, llegan tan tarde que ya nadie se acuerda del honrado, ni el mismo, del honor. A mi papa le dieron una medalla como fundador del ICT como 40 años despues y encima el me decia que el no fue el unico fundador.

Anyway.

El pobre parque Ezequiel A. Rosado nacio con el mal aguero de tener que competir
-por estar rodeado- en su momento, por las decenas de hectareas de los extintos campos de golf del Country, de la 79 pa arriba.

Nos daaba risa en esa epoca. Pero no a las ayas con coche, ya casi resignadas al peligro -por el trafico- del parque Washington en la 53. Empujando coches de baby encontraron un lugar donde encontrarse todas, a descansar, a sentirse libres y tranquilas, una vez al dia, al refresco del final de la media tarde.

A los babies, ya liberados de las rueditas de los coches de las ayas, por las ruedotas de la bicicleta, nos servia el parque Rosado para desafiar la fisica y pedaleando o patinando al maximo, cruzando desde la 56 en bajada hasta la 57 y todavia dar la curva de 90 grados sin salirse del anden… y que te atropellara un carro. Enemigo comun de niños y perros; en mis dias muerte natural de cualquiera.

Menos mal que en mi direccion de la 56 80-163 todavia viven felices otros niños mirando bien de lejos al mar.

Como quien dice todo pasa y todo queda.

Se fueron si,la yerba, los cientos de arboles de los campos de golf que nunca sirvieron para andar los coches de los recien nacidos, pero sin saberlo fueron el bosque mas erotico de todo el Caribe: el paraiso terrenal de los enamorados pobres y ricos de todas las edades en el Alto Prado.

Solo queda en la 56 con la 80 el parquecito Rosado -quien lo creyera- unico sobreviviente, verde, pobre y publico a la traicion de la ciudad con sus impuestos y de la junta directiva y/o los accionistas del Country Club a Barranquilla y a su paraiso importado, con arboles y lagos de ensueño

Una vez mas, el crimen amparado por Los Buenos.